Comentaba el otro día aquí y también con unos amigos con esto de los Oscars y los Goya, como están los cines llenos de pelis pesimistas, tristes y que acaban mal; que poco sentido del humor y que poca alegría nos queda para combatir la depre que ya a uno de por sí le pone a cuestas la vida para que encima entre en una sala y salga peor de lo que está. Y no es que me parezca mal que existan dramas en el cine; soy un admirador de los buenos, además tampoco quiero llenar mi videoteca de comedias absurdas de las tardes del sábado que conste.
La película luces de ciudad fue dirigida y producida por Charles Chaplin en 1931, el guión es también suyo ayudado por Harry Clive y Harry Crocker, inspirándose en la canción “la violetera” de José padilla, que también suena en la peli. La historia comienza con un vagabundo (Charles Chaplin) que aparece dormido encima de una estatua que acaban de inaugurar, tras huir de allí se encuentra con una vendedora de flores en una esquina que le deja impresionado. El portazo de un coche hace creer a la joven vendedora (Virginia Cherrill) que el vagabundo es un joven adinerado, y él le da las pocas monedas que le quedan, al mirarla de cerca el joven se da cuenta de que ella es ciega. Por la noche se encontrará con un millonario (Harry Myers) que se quiere suicidar y él se lo impide no sin ciertos problemas, tras esto se hacen amigos aunque la amistad sólo dura mientras dura el alcohol.
La veinteañera Virginia Cherrill en uno de los pocos papeles que ha tenido está muy bien gracias a su miopía y la dirección de Chaplin, como curiosidad decir que estuvo casada con Cary Grant. Harry Myers interpreta estupendamente a su personaje, la verdad es que hay escenas fantásticas, como la del suicidio, claro que allí Chaplin también es fundamental. Efectivamente una peli clásica, vieja, en b/n, muda...
Buen y cinéfilo fin de semana.
Pero donde esté un gran cuento o historia...una gran historia para mí, es la que reúne varios estados de ánimo, la que mezcla la sonrisa, el miedo, el romance, la alegría, la tristeza...es en definitiva parte de la vida, donde se mezcla el llanto de alegría con el de la tristeza, y donde los minutos pasan volando y encima terminas con una sonrisa o una lágrima pero de las que sientan bien...una de esas grandes historias, es “Luces de ciudad”.
La película luces de ciudad fue dirigida y producida por Charles Chaplin en 1931, el guión es también suyo ayudado por Harry Clive y Harry Crocker, inspirándose en la canción “la violetera” de José padilla, que también suena en la peli. La historia comienza con un vagabundo (Charles Chaplin) que aparece dormido encima de una estatua que acaban de inaugurar, tras huir de allí se encuentra con una vendedora de flores en una esquina que le deja impresionado. El portazo de un coche hace creer a la joven vendedora (Virginia Cherrill) que el vagabundo es un joven adinerado, y él le da las pocas monedas que le quedan, al mirarla de cerca el joven se da cuenta de que ella es ciega. Por la noche se encontrará con un millonario (Harry Myers) que se quiere suicidar y él se lo impide no sin ciertos problemas, tras esto se hacen amigos aunque la amistad sólo dura mientras dura el alcohol.
Un día el vagabundo irá a buscar a la vendedora de flores y no la encuentra, entonces al ir a buscarla a su casa descubre que está enferma, que necesita descanso, y encima debe dinero de la renta de la casa. Él decide conseguir dinero para pagar la renta de la casa y curarla de la ceguera, para ello buscará trabajo de lo más variado, hasta de boxeador. Al final conseguirá el dinero a través de su amigo el millonario pero un atraco y la amnesia de este llevarán al pobre vagabundo a la cárcel. A la salida de la misma se encontrara a la bella vendedora en una elegante tienda, ahora le puede ver pero no reconocer, hasta que le acaricia las manos...
Curiosamente la película se estrenó cuando ya el cine mudo no estaba de moda, el cantor de Jazz, la primera peli sonora se estrenó en 1927, y a partir de entonces el sonoro se implantó con fuerza. Pero la peli de Chaplin fue un proyecto de varios años y aunque tiene efectos sonoros y música, los personajes no hablan, aún así la peli fue un éxito entonces y después gracias a esa mezcla de drama, romance y comedia como hemos comentado antes. En cuanto a los actores Chaplin borda su papel de vagabundo, con momentos cómicos como la intro, el combate de boxeo o comiendo espaguetis y momentos tiernos con la mirada a través del espejo o en la casa de ella.
La veinteañera Virginia Cherrill en uno de los pocos papeles que ha tenido está muy bien gracias a su miopía y la dirección de Chaplin, como curiosidad decir que estuvo casada con Cary Grant. Harry Myers interpreta estupendamente a su personaje, la verdad es que hay escenas fantásticas, como la del suicidio, claro que allí Chaplin también es fundamental. Efectivamente una peli clásica, vieja, en b/n, muda...
Buen y cinéfilo fin de semana.
Nota 9,4