Parece que la crisis sigue acechando, y que sectores como el automovilístico o la construcción están dañados. El otro día escuchaba en la radio como los trabajadores de" Seat " congelaban su sueldo para continuar trabajando en la fábrica de Martorell, otros trabajadores han tenido peor suerte, y el caso es que ya no existen “americas” donde emigrar, mas bien éramos nosotros ese “paraíso” donde venían multitud de emigrantes, sobre todo de países de habla hispana o vecinos del norte de África. Evidentemente esto me hizo rebuscar en mi videoteca, y encontré muchas películas referentes al tema, desde películas españolas tan recientes como “los Lunes al sol”, hasta otras ya comentadas aquí. El caso es que me apetecía hablar de esa gran película de John Ford “Qué verde era mi valle”, que no sólo cuenta una historia sobre las miserias laborales de un pueblo, sino muchísimas mas cosas, historias de amor, tradiciones, paisajes, la vida de un pueblo con sus miserias y sus grandezas contadas por un mago como Ford.
Ford se basó en una novela de Richard Llewellyn para contar esta historia, el guión fue adaptado por Philip Dunne. La fotografía, maravillosa era de Arthur Miller (B&W), imprescindible para mostrar esos paisajes propios de todo buen metraje del director y las escenas dramáticas de los mineros en las cuevas y otras similares, evidentemente a una buena fotografía le acompaña la música en este caso de Alfred Newman. Se rodó en 1941 y obtuvo un gran éxito, en la mejor época del cine para mi gusto. Sin duda John Ford no sólo rodaba wensterns, Irlanda era otro de sus temas favoritos y en cualquier caso la familia y las tradiciones siempre le gustaron al director, ¡pero vamos con la película en sí!
La historia comienza con un flash back, con el relato del menor de los Morgan, Huw Morgan,(Roddy McDowall), cuando era pequeño, a finales del siglo XIX. Es una preciosa historia que cuenta lo bello que era un pueblo minero de Gales y lo felices que vivían Huw y su familia. Aunque había explotación de las minas todavía podía disfrutarse del verdor del paisaje (y aunque la peli es en B/N, no hace falta verlo, con Ford uno lo siente perfectamente, igual que el dulce sabor de los caramelos de Huw). El problema surge cuando el capitalismo surge con todo su poder y avaricia, entonces los salarios bajan, se despiden a los trabajadores expertos que cobran demasiado y se contratan a jóvenes sin experiencia, se crean más y mas industrias. La familia Morgan deja de ser feliz, los hijos se enfrentan al padre porque quieren sindicarse, algo que al padre le parece mal, así que se van de casa y la hija Angharad (Maureen O'Hara) que esta enamorada del cura del pueblo, un cura pobre y sin porvenir, decide erróneamente casarse con el hijo del dueño de las minas. La muerte y la infelicidad llegaran al pueblo como la oscuridad del carbón cubriéndolo todo y así la única solución digna será huir al nuevo continente, el viejo ya no tiene el verdor de entonces.
La verdad es que la película no tiene sólo un gran lirismo y una fuerza expresiva tremenda, sino una carga o denuncia social importante, hay que recordar que todavía se estaba saliendo de la crisis de 1929 y entrando en una Guerra Mundial, además la película cuenta una historia familiar, social, de amor, en fin un peliculón en toda regla de un Genio, como pocos, no os la perdaís o volverla a ver que no hace daño. Por cierto tengo una biografía suya pendiente de leer, espero poder hacerlo pronto, es que tengo unos cuantos deberes, ¡buen finde!
Ford se basó en una novela de Richard Llewellyn para contar esta historia, el guión fue adaptado por Philip Dunne. La fotografía, maravillosa era de Arthur Miller (B&W), imprescindible para mostrar esos paisajes propios de todo buen metraje del director y las escenas dramáticas de los mineros en las cuevas y otras similares, evidentemente a una buena fotografía le acompaña la música en este caso de Alfred Newman. Se rodó en 1941 y obtuvo un gran éxito, en la mejor época del cine para mi gusto. Sin duda John Ford no sólo rodaba wensterns, Irlanda era otro de sus temas favoritos y en cualquier caso la familia y las tradiciones siempre le gustaron al director, ¡pero vamos con la película en sí!
La historia comienza con un flash back, con el relato del menor de los Morgan, Huw Morgan,(Roddy McDowall), cuando era pequeño, a finales del siglo XIX. Es una preciosa historia que cuenta lo bello que era un pueblo minero de Gales y lo felices que vivían Huw y su familia. Aunque había explotación de las minas todavía podía disfrutarse del verdor del paisaje (y aunque la peli es en B/N, no hace falta verlo, con Ford uno lo siente perfectamente, igual que el dulce sabor de los caramelos de Huw). El problema surge cuando el capitalismo surge con todo su poder y avaricia, entonces los salarios bajan, se despiden a los trabajadores expertos que cobran demasiado y se contratan a jóvenes sin experiencia, se crean más y mas industrias. La familia Morgan deja de ser feliz, los hijos se enfrentan al padre porque quieren sindicarse, algo que al padre le parece mal, así que se van de casa y la hija Angharad (Maureen O'Hara) que esta enamorada del cura del pueblo, un cura pobre y sin porvenir, decide erróneamente casarse con el hijo del dueño de las minas. La muerte y la infelicidad llegaran al pueblo como la oscuridad del carbón cubriéndolo todo y así la única solución digna será huir al nuevo continente, el viejo ya no tiene el verdor de entonces.
La verdad es que la película no tiene sólo un gran lirismo y una fuerza expresiva tremenda, sino una carga o denuncia social importante, hay que recordar que todavía se estaba saliendo de la crisis de 1929 y entrando en una Guerra Mundial, además la película cuenta una historia familiar, social, de amor, en fin un peliculón en toda regla de un Genio, como pocos, no os la perdaís o volverla a ver que no hace daño. Por cierto tengo una biografía suya pendiente de leer, espero poder hacerlo pronto, es que tengo unos cuantos deberes, ¡buen finde!