Marty

Pues sí, estos días uno tiene un montón de reuniones familiares y menos familiares, y siempre me caen las típicas preguntas de ¿cuando vas a sentar la cabeza y casarte? como si uno por casarse fuera a sentar la cabeza o como si no tuviera sentada la cabeza; claro que las cosas han cambiado mucho felizmente y esos axiomas están más o menos desfasados, y no es que no sea un enemigo de la vida en pareja que conste, cada uno tiene su destino o se lo curra en cierta forma, pero para eso están los filósofos, y uno no lo es.

Cuando alguien se casa (yo no tengo experiencia me temo) digo yo que no sólo se casa con una persona sino con sus circunstancias, esto es, la familia, tradiciones, religiones, nacionalismos, aficiones varias, incluso algunas tan peculiares como el fútbol o la gastronomía, por no hablar de la casa, un tema muy delicado, jeje. Pues una historia sencilla sobre madres, casas, casados y solteros es la que trata Marty. la historia de un “solterón” que un día conoce a una “solterona”.

Dirigida en el año 55 por Delbert Mann, Marty es una producción de Harold Hecht y el actor Burt Lancaster. El guión es de Paddy Chayefsky que adaptó esta historia de una obra de televisión, un relato sencillo que no simple; Marty Pilletti (Ernest Borgnine) vive con su madre, tiene 34 años y eso en los años 50 significaba ser un solterón, todos se lo recriminan desde su madre hasta las clientas de la carnicería donde trabaja. Un sábado por la noche en la que Marty no tiene ganas de salir, su madre (Esther Minciotti) le convence para ir a bailar y buscar una buena chica, allí conoce a Clara (Betsy Blair) una profesora inteligente, sensible y bastante tímida a la que los chicos ven poco atractiva mas bien.

Ambos se ven atraídos y se enamoran, pero esta situación no agrada sin embargo ni a los amigos de Marty, que se quedan sin compañero con quien tomar copas, ni a la madre que de pasar a animar a su hijo comienza a desanimarle diciendo que la chica no es de su estilo ni es italo-americana como el, cuando su verdadero temor de verdad es quedarse en la situación de su hermana, Tía Catherine (Augusta Ciolli), arrinconada o puesta en segundo lugar por el amor que ahora ocupa la chica de sus sueños.

Estupenda película, como dije antes sencilla que no simple, muchos se pueden sentir identificados de alguna manera, si bien las cosas han cambiado, uno evidentemente no es un solterón a los 34 o una solterona a los 29, pero quizás si note que a los 40 se sienta al menos sólo, y la soledad de las madres o padres que se hacen mayores también es un problema, esta película muestra esas angustias. Sobretodo la inseguridad del ser humano, la falta de sensibilidad o de tacto, y como no la felicidad cuando se tiene esa comprensión.

El papel de Ernest Borgnine esta especialmente bordado aquí, igual que en el post anterior resultaba chocante ver a Grant de serio, aquí pasa lo mismo con Borgnine haciendo de bonachón, el papel de feo le queda estupendo, creo que en ese aspecto sale ganando respecto a Betsy Blair, sin ser un bellezón no es para ponerla como patito feo, aunque actuando gana él. En cualquier caso, creo que se trata de una obra maestra a pesar de no contar de super estrellas ni contar una historia espectacular, son 90 minutos de gran cine, al menos para mi.

Nota 8