Un ex-policía que dejo el cargo por matar a una niña accidentalmente a causa del alcohol anda enfrascado ahora en un caso muy sucio de raptos con asesinatos macabros en los que trabaja como detective privado, le ayuda un chavalillo inteligente y descarado.
Es una cinta explícitamente dura, con su buena dosis de sangre, tiros y asesinatos, si bien no hay grandes alardes de efectos especiales (que no son necesarios). Por momentos recuerda (muy, pero muy de lejos a grandes películas de la mafia como "uno de los nuestros" o "El padrino", con dedos cortados, gente amordazada, o escenas dobles en las que se mezclan asesinatos y decálogos o sentencias.
La película entretiene aunque para mi gusto le falta algo de originalidad o ritmo, no sé; el caso es que no me convence en exceso (y no por las muertes). Liam Neeson salva un poco el listón en el papel de detective. El director es Scott Frank, lo más conocido suyo quizás sea Minority report.
Nota 6.3
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