
Para ésta vuelta de vacaciones os propongo ver una obra maestra del cine negro de los años 30, un clásico de las pelis de gánsters que ha servido de base a cientos de pelis posteriores e incluso a un remake del gran Brian de Palma producido en 1983.
El argumento según cuenta la wikipedia, que lo hace bastante bien, es el siguiente: Tony Camonte (Paul Muni), un pistolero italiano, ignorante y sin escrúpulos, es el lugarteniente de Johnny Lovo (Osgood Perkins), el hampón más poderoso del South End de Chicago. Ambicioso y cruel, camonte, que por una cicatriz que le cruza el rostro recibe el apelativo de Scarface (cara cortada), elimina poco a poco a los rivales de Lovo hasta que, con la ayuda de su amigo Guino Rinaldo (George Raft), le arrebata también el poder y se convierte en el amo de la ciudad. Tras un mes de vacaciones en Florida descubre que su hermana Cesca (Ann Dvorak), por la que siente un amor confuso y arrebatado, es la amante de Guino. Tony acaba con Guino antes de que su hermana pueda decirle que ya se habían casado; después de esto la policía busca a Tony por el asesinato de Guino Rinaldo. Camonte se atrinchera en su mansión junto con su hermana.
La cinta dirigida y producida por Howard Hawks con guión de Ben Hecht, música de Adolph Tandler y Gus Arnheim y fotografía de Lee Garmes y L. William O'Connell (B&W); es una autentica joyita tanto en la elaboración y narración.
La película comienza con un mensaje dirigido a los malos, pero también al gobierno, la gente que trabaja para controlar el crimen organizado y al público en general, haciendo responsables no solo a quienes disparan sino a los que permiten en cierta forma todo el "tinglado"

Los personajes, basados en hechos reales, son espectaculares, duros como ellos solos, sin piedad; las chicas son rubias platino a pesar del blanco y negro de la pantalla y tremendamente sofisticadas; los polis también se las saben todas y son la contrapartida de los malos y en un momento dado todo comienza a oler a pólvora con el sonido de las metralletas de tambor que no dejan un alma en pie, solo parece volver la calma con un trago de cerveza ilegal...
Y así transcurre esta hora y media de una apasionante entraga de cine negro que no deja indiferente al mas duro del barrio; apuesto todas mis cartas a que no verás una peli igual estos días en la cartelera.
Nota 8,8
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